Glamorama

El conmovedor mensaje de «la verdadera viuda de Felipe Camiroaga»

Autor: Cristián Farías Ravanal / 6 septiembre, 2016

«Tras el fin de su romance, siguieron siendo amigos y amantes. Hubo ires y venires, hasta que al final de sus días, el animador le pidió a la atractiva publicista ‘formalizar’ nuevamente su relación, darse una ‘segunda oportunidad’. ‘Esta vez quiero que volvamos con casa, perro e hijos’, le planteó, en agosto de 2011, cuando él hacía los mismos planes paralelamente con Fernanda Hansen, que entonces era su pareja oficial».

Este es un extracto de la historia de amor de Felipe Camiroaga y Lorena Alamos, revelada en detalle en el libro Felipe Camiroaga, La Verdadera Historia.

El inolvidable animador y la reconocida publicista se hicieron amigos en 2005, luego fueron pololos oficiales, eso sí que sólo para el círculo íntimo de ambos. La prensa del corazón nunca supo del affaire. Terminaron su romance pero siguieron siendo amigos y más hasta el día de la tragedia de Juan Fernandéz.

En 2011, meses antes de que el volumen fuese publicado, la investigación se filtró a los paneles de farándula. Entonces llamaron a Lorena «la verdadera viuda de Camiroaga». Sin embargo, ella nunca ha hablado del tema. Ni una palabra. Pero el viernes, al cumplirse cinco años del fatal accidente aéreo, la publicista decidió por primera vez rendir un muy personal homenaje a Felipe. Lo hizo a través de su cuenta Facebook, donde escribió el siguiente mensaje:

«Viva la libertad de expresar lo que sentimos.
Te cuento: Aquí no está todo igual.
Tu programa regalón se fue a la cresta. Tus amigos, algunos más distantes que otros. Mi corazón herido, porque me enamoro de narcisos que no me ven.
Hoy, te confieso que me falta tu mensaje de ánimo, esa canción cebolla en el momento preciso para hacerme reír. Hoy como siempre, en tu nombre, una copa de tinto, un mazapán y su pucho mirando las estrellas.
Cuídame desde donde estés.
Que será de ti…»

Lorena acompaña sus palabras con un set de imágenes suyas junto a Camiroaga, tomadas en la intimidad de la parcela de Chicureo del querido conductor.