Glamorama
Rafael Araneda estudió en el colegio San Ignacio, al igual que Viñuela. IMAGENES / VIVE TV / AGENCIA UNO

La versión de Rafa Araneda sobre lo que ocurría en Colegio San Ignacio tras fuerte confesión de Viñuela

Autor: C. Z. / 22 enero, 2018

“Nos sacábamos la ropa, nos tiramos en pelota a la piscina y el cura nos acaba fotos. Algunas de estas fotos las ponía en el diario mural, las divertidas, las que se podían ver, y las otras ustedes se imaginarán dónde las tenía”.

Esto fue parte del duro relato que reveló José Miguel Viñuela la semana pasada en Mucho Gusto. La venida del Papa Francisco a Chile, donde se refirió tema de los abusos sexuales cometidos por sacerdotes contra menores, fue el contexto que llevó al animador a contar el difícil episodio que le tocó vivir en un colegio jesuita. –VEA ACÁ LA CONFESIÓN COMPLETA DE VIÑUELA–

José Miguel dio su confesión sin dar el nombre del colegio ni del sacerdote. Y este domingo, Fernando Montes, ex rector del Colegio San Ignacio, se refirió a la declaración del animador en el programa Estado Nacional. “No puedo decir que yo descarto abusos. Yo le suplico a Viñuela que por favor venga y me cuente exactamente lo que le pasó”, pidió el religioso en el espacio político de TVN.

La confesión de Viñuela fue abordada en La Mañana de Chilevisión. Allí Rafael Araneda, ex alumno del San Ignacio, dio su versión. El animador contó lo que le tocó vivir asegurando que nunca vio nada. Sin embargo, confirmó que después, fuera del colegio, se acercaron para consultarle por el tema. Mire lo que dijo:

Rafa Araneda: “José Miguel Viñuela narra una experiencia personal vivida en el Colegio San Ignacio, colegio en el cual me formé y estuve desde kínder hasta cuarto medio. José Miguel llega después, tengo entendido. Y él narra que participó en ciertas actividades donde había un sacerdote que los invitaba a bañarse desnudos. Algunas fotografías se guardaban. Y otras, las más divertidas, se publicaban en el diario mural. Él, además, agrega el contexto de donde viene básicamente su denuncia, para ponerlo bien en contexto. Él dice que como padre hoy, evidentemente si mi hijo me comenta una situación así, yo dejo la escoba y me vuelvo loco.

“En ese contexto se da, porque esto sigue creciendo obviamente, porque Fernando Montes, quien fue rector del Colegio San Ignacio, dice ‘me encantaría que José Miguel se acercara y me diese los detalles’.Acá yo, en lo personal, jamás voy a caer en el tema que he criticado por parte del Papa. Yo le hice una crítica al Papa cuando nos dice ‘muéstrenme pruebas’, pruebas de la intimidad que es un poquito delicado. Yo creo que hay que confiar en las personas y en las víctimas. No porque no haya visto nada, porque yo no vi nunca nada, no porque una vez le respondí un sacerdote que conozco, del cual tengo la mejor opinión y confianza, una vez me solicitó datos respecto a esto, porque se comentaba: ‘Si sabes algo, me gustaría que me lo comentaras’.

«Ya fuera del colegio me lo pregunta. No sé si era relativo al mismo sacerdote, que entiendo que habla José Miguel, porque tampoco da nombres. Pero se contaban estos cuentos que uno no sabe si eran realidades o mitos. Pero parece que es una realidad. No tengo por qué dudar de las palabras de José Miguel Viñuela ni a cualquier persona que denuncie una situación como esta.

“Entonces, yo creo que es muy importante creerle a las víctimas, porque a partir de ahí se puede construir una verdad. Y a partir de las víctimas, se puede investigar. Si no, es imposible.

“Me preguntan una vez que ya era ex alumno. En ese sentido, debe haber habido una denuncia o algún antecedente, porque existía la preocupación. Entonces me dijeron ‘¿tu estuviste allá?’, ‘sí’, ‘¿tú fuiste una vez a…?, ‘sí’, ‘¿te pasó esto?’, ‘no’”.

Andrés Caniulef: “¿Te preguntan por algún profesor en particular?”

Araneda: “Eh, sí. A mí no me corresponde entregar esa información. Me dicen ‘un millón de gracias. Queríamos saber. Pero si tuviese algún antecedentes, nos encantaría que lo pudiese hacer llegar’. Ahora entiendo para dónde iba un poquito, más allá del comentario. Me preguntan por interno dónde era esto. Esto fue camino al Cajón del Maipo. Una casa de retiro vieja, con una piscina enorme, muy fría. Pasaba helada esa cuestión.

“Entonces yo no tengo más recuerdo que eso. No tengo más recuerdo que haber ido a estas jornadas de fin de semana y haberme aburrido mucho. Si hubiese pasado algo así, lo hubiese encontrado extraño, me hubiese quedado a mí grabado, como le quedó a José Miguel, porque le llama poderosamente la atención, porque no forma parte de lo que tiene que vivir, de la normalidad de un paseo de un fin de semana de un niño, y para mí tampoco de un adulto. No forma parte de la normalidad de un individuo.

“Entonces, las cosas anormales quedan en la retina, son las que llaman la atención y son las inadecuadas. Y son las que estamos conversando”

Carola de Moras: “Yo tengo parte de mi familia que estudió en el San Ignacio. Y también comentaban que se escuchaba que había existido este cura. Rafa, tú también lo nombrabas y lo habías escuchado, que hacía que los alumnos se bañaran, el vulgar chileno, en ‘pelota’”

Araneda: “Claro. Yo hablaba justamente del comentario de algunos, que parece que no era mito urbano porque insisto. Para uno puede ser mito urbano, ya que no lo vio. Pero el momento donde José Miguel dice ‘a mí me tocó’, en el momento que aparecen otros testimonios. Leí el testimonio de otros ex alumnos, Sebastián Milos, que daba nombres y agregaba la misma información, uno no tiene por qué taparse los ojos. No porque no lo haya visto, me puedo negar a que esto haya sucedido. Lo encuentro lamentable, da rabia, pena. Lo encuentro insólito.

“Pero creo también que muchos de los que fueron invitados en su momento a esta acción, hoy día pueden estar investigando, porque muchos de mi generación tienen importantes roles dentro de los jesuitas. Y es gente que este tipo de informaciones no las va a dejar pasar”.