Glamorama
Daniel "Huevo" Fuenzalida y Sergio Riesenberg en imágenes de archivo tomadas de la web.

Las vergonzosas faltas de tino con panelista con 50 años de carrera que renunció al late de «Huevo» Fuenzalida

Autor: Cristián Farías Ravanal / 10 agosto, 2017

«¡Esta es una cuestión pal Hogar Santa Clara poh oye!»

«¿Sabí por qué no pudo (hacer su programa de nostalgia televisiva? ¡Porque a todos los que iba a invitar ya no estaban!»

Estas fueron un par de las «tallas» relacionado con su edad que recibió el reconocido director de televisión Sergio Riesenberg el viernes pasado en el programa Me Late, que anima Daniel «Huevo» Fuenzalida en UCV-TV, de lunes a viernes a las 18 y 01.45 horas –MIRE AQUI EL VIDEO. DESDE EL MINUTO 15-.

El realizador anunció en pantalla que abandonaría el programa si es que continuaba esta manera de tratarlo en el espacio donde era panelista desde hace un tiempo.

Las faltas de tino con el director de televisión con 50 años de trayectoria en los principales canales continuaron y Riesenberg renunció este lunes en pantalla, sorprendiendo a Fuenzalida.

Riesenberg comenzó su destacada carrera en 1962. Fue uno de los pioneros de la televisión en el país y estuvo a cargo muchos años de eventos como el Festival de Viña, por el cual se convirtió en uno de los pocos chilenos en ganar un Emmy en Estados Unidos. Participó en la fundación de diversos estilos de la pantalla chica, entre los cuales figuran estelares como el legendario Sabor Latino, y también es director de cine.

Sin embargo, en el late de Daniel Fuenzalida el animador junto a uno de los otros panelistas se burlaron de historias relacionadas con la época de los musicales en televisión o la bohemia santiaguina, temas en los cuales Riesenberg fue protagonista. Lo interrumpieron para que se callara. Esto fue una parte de la bochornosa escena:

Sergio Riesenberg: «Para nosotros, los que vivimos esa época, recordar el Tap Room, el Santiago Zúñiga»

Sergio Rojas: «¡¿Pero qué hacían ahí pues?!»

Riesenberg: «Comíamos»

Rojas: «¡¿A quién se comían?!»

Riesenberg: «Esperábamos a la vedettes del Bim Bam Bum que, además, iban a hacer una función a una boite, donde nos juntábamos a comer en el Santiago Zúñiga, en la Casa de Cena…»

Fuenzalida: «Espera, contextualicemos. ¿Santiago Zúñiga dónde estaba?»

Riesenberg: «En Bandera al llegar a Mapocho»

Fuenzalida: «¡Ah, no! En Bandera al llegar a Mapocho yo me acuerdo de las Catacumbas del 2000 nomás»

Rojas: «¡¿Qué es eso?! ¡¿Era un night club?! ¡¿Qué es?!»

Riesenberg: «Era un restaurante que funcionaba toda la noche»

Aldo Duque: «Y estaba el Tap Room también, ¿se acuerda? Que tenía una música… Había que bajar una escalera, en un subterráneo funcionaba el Tap Room y tenía una música característica: ‘Si quieres pasar tus penas / ¡Tap Room! ¡Tap Room!'»

Riesenberg: «Y ahí estuvo tocando…»

Fuenzalida: «¡Oye, pero quiero hacer preguntas poh Sergio!»

Riesenberg: «Déjame terminar ¡y te juro que no hablo más! Y ahí estuvo tocando un gran pianista, un gran compositor, el marido de María Félix (Riesenberg se refiere al fundamental compositor y pianista mexicano Agustín Lara)»

Rojas: «¡Pero qué importa quién tocaba la cuestión! ¡Lo que importa es si se iban a empelotar o no! ¡Yo eso es lo que quiero saber! ¡¿A qué iban?!»

Fuenzalida: «Tenemos la media de este prograna, quienes nos ven, 40, 50 años… ¿Les puedo cambiar el tema? ¡Es que eso lo recuerdan ustedes nomás!»

Rojas: «¡Esto es una cuestión pal Hogar Santa Clara poh oye!»

Fuenzalida: «Es que es como reunión de pauta. En beneficio del programa, de verdad, son cuestiones que ya son muy pasadas»

Rojas: «¡Muuuyyy pasadas!»

Fuenzalida: «Y además con elementos y con gente que de verdad que, con todo el respeto… Pensé que iba a venir un remate tuyo y me ibas a decir ‘mira, el era el marido de…’ Pero no»

Riesenberg: «¡De María Félix!»

Rojas: «Es como que nosotros nos pusiéramos a hablar de Dragon Ball Z, de todas esas cosas. ¡Ahí quedan todos estos, colgados!»

Riesenberg: «No hablo más, no aporto más. Ustedes son muy jóvenes, ¡no tengo nada qué hacer con ustedes!»

Fuenzalida: «Se enojó don Sergio… ¡Esto no es Tertulia!»

Riesenberg: «Por eso, no tengo nada más que hacer acá».

Luego, Sergio Rojas comenta que vio a Maggie Lay, una de las primeras vedettes chilenas famosas, conduciendo un colectivo, donde «le metían monedas en el chorito». Desafía a los otros panelistas, Riesenberg, Aldo Duque y Roberto Apud, a que se pongan colaless para ver si ven tan bien como Maggie Lay a su edad.

Más tarde, Riesenberg comenta sobre un espacio supuestamente de nostalgia que planeaba hacer con Fuenzalida y no resultó. Ante lo cual Rojas lanza la talla: «¿Sabí por qué no pudo? ¡Porque a todos los que iba a invitar ya no estaban!».

Siguieron las interrupciones en tono de chiste:

Riesenberg: «Era bohemia. Hoy no hay bohemia. Hoy en día hay farándula»

Rojas, irónico: «¡Nooo!»

Riesenberg: «Evidente. Lo que sucede en las discoteques es farándula. Antes había bohemia, en El Bosco, en La Casa de Cena…»

Rojas: «¡Vaya al bosque poh! ¡Que vaya al bosque!»

Riesenberg: «¡Quédate callado weón! ¿Sabes Sergio? Cuando tú cuentas algo yo te escucho. Ojalá hicieras lo mismo conmigo»

Rojas: «¡Es que las historias de Sergio son muy largas pues!»

Más tarde el director televisivos se refirió a su labor en los números musicales que marcaron los estelares de la TV de los ’80. Otra vez lo interrumpen y «echan la talla», ante lo cual Roberto Apud reacciona: «¡Perdón, Don Sergio está hablando de una época que no es tan antigua! ¡Está hablando de Siempre Lunes, está hablando de La Gran Noche!».

Riesenberg se queda en silencio un buen rato, ensimismado, aunque sigue hablando respetuosamente cuando Fuenzalida le da la palabra. Pero vino un «chiste» final.

El animador recuerda que será el Día del Niño. Entonces se dio la siguiente escena:

Sergio Rojas: «Quiero que el lunes ustedes sean todos mi papacitos y me traigan todos un paquetito»

La panelista Bárbara canales: «Me quiero cambiar de puesto»

Rojas, a Riesenberg: «¡Salúdame abuelo! ¡Salúdame abuelo!»

Riesenberg: «Estoy pensando en no venir más. En no venir más si no se modera, porque hay que guardar la compostura».