Glamorama
Sigrid Alegría en su movido verano del 2014, en plena candidatura a reina del Festival de Viña y pololeo con el actor Alonso Quintero, de 20 años. FOTO: ARCHIVO AGENCIA UNO

La cruda franqueza con que Sigrid asume su costalazo amoroso

Autor: I. Sanhueza / 22 octubre, 2016

Sigrid Alegría busca la calma tras años súper intensos. Quiere paz luego de la traumática separación del productor musical Juan Andrés Ossandón -con quien tiene un litigio desde hace años en los Tribunales de Familia-, de su muy bullado romance con el actor jovencísimo actor Alonso Quintero -ella de 39, él de 20- y del piscinazo con el cuerpo pintado como reina del Festival de Viña. Así lo cuenta en revista Caras –MIRE AQUI LA ENTREVISTA-.

La protagonista de Ambar, la exitosa comedia vespertina de Mega, asume que los tres años de matrimonio con Ossandón fueron malos y que, tras el agitadísimo período con Quintero, está en una etapa diferente. Vive alejada de Santiago, en las cercanías de Colina, junto a sus dos hijos menores. Asume sus costalazos amorosos y dice que «no he sabido elgir». La entrevista fue extensamente en SQP –VEA ACA EL VIDEO– y estas son parte de las declaraciones de Sigrid:

“Confié y fui leal. Me comprometí en un proyecto matrimonial a pesar de que intuía que no iba a funcionar. Pero di mi palabra, le eché para adelante y tuve dos hijos. Y bueno, llegó un momento en que la cosa se hizo insostenible. Tal vez, si le hubiese hecho caso a mi intuición, no habría llegado a esto”.

“Hoy mi felicidad es de la puerta para adentro. Salí mucho, me senté en la cuneta con personas que no había visto en mi vida y que sabía que tampoco volvería a ver. Empecé a coleccionar historias, a vivir muchas cosas… Me llevé alegrías y decepciones. ¿Pero sabes qué? Ya no lo necesito. Ahora me entretengo con otras cosas; con personas más grandes que yo, que estén más cerca de la muerte y hayan sacado algunas conclusiones de la vida. Busco la sabiduría, los lugares tranquilos, estar con gente que de verdad me dé confianza”.

“Soy una convencida de que no he sabido elegir, pero sigo apostando por el verdadero amor, la amistad y la fidelidad… Necesito creer que todo eso existe o si no, me muero. No puedo encontrar una razón para levantarme si no creyera en el amor profundo, ya sea de pareja, o en los hijos y la familia».

«Por supuesto que cuesta encontrarlo… A veces me enojo con la vida, pero si no creyera que existe gente buena, ¿para qué seguir? No, no me permito caer en la amargura, ¡eso jamás! Tal vez sea muy inocente, pero todavía creo que la lealtad existe; es lo que ofrezco a mis amistades, a mi familia, a la gente que quiero: que pueden contar conmigo siempre. Y lo mismo quiero de vuelta”.

“He dejado a un lado el tema, porque también he conocido hombres mayores más inmaduros que mi hijo de 18 años. El aprendizaje psicológico o emocional tiene que ver con las experiencias de vida y la crianza, no con la edad. Claro que con caídas se aprende, y a medida que más años cumples, más porrazos tienes en el cuerpo”.