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La íntima confesión de Scarleth Cardenas

Autor: admin_copesa / 13 enero, 2015

Más Vale Tarde se caracteriza por sensibilizar a sus entrevistados. Logran dar justo en el punto más emotivo de sus invitados. Este lunes volvió a ocurrir. Y fue Scarleth Cárdenas quien sucumbió. 

 

La periodista, que fue desvinculada de TVN tras 16 años allí –MIRE DETALLES DE SU SALIDA ACÁ–, habló de su salida de la estación pública.  Pero no pudo evitar revelar detalles de su vida personal. Abrió su historia de vida. Hizo especial hincapié en lo que fue su niñez, y su duro pasado familiar. Sus padres se separaron dramáticamente cuando era niña, y su madre tuvo que sacar todo adelante. Mire parte de la emotiva conversación con Álvaro Escobar en el late de Mega: 


Scarleth Cárdenas: “Llegué a trabajar cuando era muy chiquitita todavía, muy “Carmela”. Tuve una vida de gitana de muy chiquitita. Yo nací en Purranque, y soy hija ilustre, lo digo a mucha honra. Salí de Purranque cuando tenía tres añitos, a Viña del Mar, porque mi papá logró un trabajo allá. A los cuatro años ya estábamos en Coquimbo. Pocos meses después, ellos se separaron (padres). Salimos de ese matrimonio con mi mamá, sus dos hijas, de la mano. Yo no tuve un buen papá. A ratos violento. Tengo recuerdos muy triste de él. Y bueno, salimos una tarde de la casa, después de un episodio de violencia.

 

“Le pregunté a mi mamá, chiquitita, unos cuatros años y medio, ‘¿Qué vamos a hacer, mamá?’ Mi mamá me dijo ‘no sé, pero nos vamos’. Mi mamá había interrumpido sus estudios universitarios porque no había plata. Privilegiaron los estudios de mi papá. Entonces, mi mamá no sabía más que hacer que cantar. Fue al casino de Coquimbo, esa tarde, no sé con qué cara de desesperación o necesidad. Entra al casino y se encuentra al gerente almorzando. Lo mira y le dice ‘señor, buenas tardes, yo necesito trabajar’. Y él le dice ‘y usted, ¿qué hace?’. ‘Solamente sé cantar’. Y él le dice ‘bueno, ahí tiene un piano, un pianista, acompáñelo’. Mi mamá se sube a ese escenario –de Purranque somos, pero somos parados en la hilacha–  y se pone a cantar. Y el gerente la mira, la escuchó muy atentamente, muy respetuoso, y le dice ‘venga, venga para acá ¿Cómo se llama usted?’. ‘Mónica’, le dice. ‘¿Y puede empezar a trabajar hoy en la noche, a las 9?’. Mi mamá se emociona y le dice ‘no tengo ni ropa para trabajar’. El saca su chequera, le pasa un cheque y le dice ‘la espero a las 9’. Esa es mi mamá”.

 

Alvaro Escobar: “Esta historia que nos cuentas ahora es la historia de tu mamá?”.

 

Cárdenas: “Recuerdo perfectamente el último día de matrimonio. Recuerdo muchos días de ese matrimonio. Y es la historia que me cuenta mi familia y mi mamá, y me hace sentido con todas las cosas que he vivido”.

 

Escobar: “¿Estás en paz con esa historia?”.

 

Cárdenas: “Muy en paz. Aprendí que a veces se pasa mal, pero hay que ganarle a la vida, y probablemente cometí mi primer error fue decir que hay historias que no quiero repetir. Yo iba a estudiar, pero no me gustaba estudiar. Me iba bien en el colegio, pero no estudiaba. Iba a clases y con eso me bastaba. Por lo tanto, me dediqué a sacar buenas notas. Llegué a la universidad porque me fue bien, porque tenía beca de alimentación, beca Presidente de la República, Crédito Universitario…

 

«Me encalillé no sabes cómo. Terminé de pagar cuando fui periodista. Pero me pude educar. Y a lo mejor ahí está el error que te decía: me dediqué a trabajar tanto porque sabía que habían cosas que las mujeres necesitamos antes. No tenemos por qué abandonarnos. No tenemos por qué abandonar estudios por un marido que de pronto te puede dejar o no. Si vas a ser mamá, si quieres dejar tu vida, tienes que también priorizarte. Y estaba en mi mente. Estaba en mi mente ser alguien en la vida en el sentido que nunca me faltaron pechos, de nunca tener que salir de mi casa con las manos vacías y decirles a mis hijos ‘no tengo nada’. Entonces me puse a trabajar, me puse a trabajar, incansablemente. Yo no quería repetir la historia”.

 

Escobar: “¿Tuviste que apañar a tu mamá en algún momento?”.

 

Cárdenas: “Ay, no sé. Mi mamá no es cariñosa. Yo tampoco. Después de tanto viajar, con estilo tan gitano, mi abuelo materno y mi abuela materna me dijeron –a mi me dicen la ‘Charlie’, la ‘Charlie Brown’– ‘a la ‘Charlie’ le va bien en el colegio, a la Mary le va mal. Entonces, deja de cambiarlas de aquí para allá. Las niñas se quedan con nosotros ahora. Ellos fueron mis papás por muchos años. Entonces, me crié como hija única. Te dejan hacer lo que quieras. Yo salía, me colgaba de los árboles, y yo escuchaba que me decían ‘‘Charlie’, ven a comer’. Y si me daba hambre yo me bajaba del árbol. No me bañaba nunca porque era feliz así. Mi mamá era la bruja que llegaba a veces y me decía ‘¡a bañarse!’. Me sacaba hasta los piojitos. Y yo decía ‘y por qué, si soy tan feliz con ellos’. Tuve una infancia linda”.