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Jorge González lucha por su vida

Autor: admin_copesa / 3 septiembre, 2015

Hubo varias alertas, pequeñas huellas que levantaban sospechas, aunque una de las más elocuentes se precipitó en su propio hábitat. Con Jorge González (50) ensayando en pleno escenario y sentado frente a uno de sus instrumentos. 

 

En la reciente gira local de febrero, uno de sus músicos lo observó por atrás y detectó que la mano izquierda del ex Prisionero se deslizaba sobre su teclado con cierta dificultad, temblorosa y errática, como pocas veces para un artista avezado. El compañero de González lo comentó con parte de su equipo, pero sin darle un significado mayor, como esas minúsculas anécdotas que sólo adquieren relevancia a la luz de un  desenlace posterior.

 

Porque, con los días, la imagen marcó el preludio del infarto isquémico cerebeloso que fue detectado el domingo 8 de febrero en la VIII región, lo que detonó el trance más complejo de su existencia y uno de los dramas más conmovedores reportados por la cultura popular chilena.

 

Un vía crucis que continúa hasta hoy: el cantautor sigue en riesgo vital, pese a que existe una  paulatina mejoría en su condición de salud. El accidente fue grave, por lo que dejará daños y consecuencias irreversibles en su organismo, y lo obligará a un tratamiento de recuperación durante toda su vida. A partir de ese instante, y hasta estos días, la figura más influyente en la historia del rock local inició una batalla para salvar su propia existencia y, como nunca antes, para intentar mantener a raya la amenaza latente de la muerte.

 

“Fue un terremoto para todos. Fue grave y su vida estuvo en riesgo, pero hoy todo apunta a que, gracias a su actual tratamiento y, sobre todo, gracias a su actitud y su empeño, su estado puede ir presentando grandes mejorías”, declara Alfonso Carbone, su mánager y una de las personas más cercanas al cantautor.

 

LOS ANTECENDENTES

Pese a las pequeñas señales que fue entregando, la alarma definitiva vino el sábado 7 de febrero, cuando se presentó en el festival de Nacimiento, en un show de sólo 40 minutos marcado por su mal estado físico, donde apenas podía cantar y caminar. Era primera vez que su staff lo veía bajo tamañas dificultades. Según cuentan los presentes, el músico estaba prácticamente en un estado de inconsciencia, aunque insistió con salir igual al escenario.

 

Luego de ese entuerto, partieron a la clínica universitaria de Hualpén, donde uno de los médicos le diagnosticó un posible cuadro viral y le recetó antibióticos. Pero Carbone cuenta que debió insistir ante lo evidente: las condiciones en las que estaba su dirigido presumían algo más que un simple resfriado. De esa manera, los doctores optaron por realizarle los exámenes que mostraron el infarto cerebrovascular.

 

En ese punto, el hombre de El baile de los que sobran mostró una de sus caras más particulares: su distancia con los protocolos médicos más convencionales, una suerte de desconfianza con los tratamientos estandarizados. De alguna manera, ese hastío que le genera someterse a una rutina extensa y meticulosa, apatía que ha ido variando drásticamente en los últimos meses LEA LA CRÓNICA COMPLETA AQUÍ, EN LA TERCERA