Así fue la electrizante y llorada semifinal de MasterChef
Fue un capítulo con mucho nervio. Emotivo. El más llorado de MasterChef: La seminifinal, donde quedaron los cocineros que disputarán los $ 25 millones y la publicación de un libro de recetas, este domingo en horario estelar, en Canal 13.
Los tres participantes que siguen son los que ya se habían filtrado: la comerciante de La Pintana de 49 años Leonora Saavedra, el recolector de basura de Conchalí Ignacio Riveros, y la decoradora de 26 años de Providencia Daniela Castro.
La elección de Daniela fue electrizante. Fue un duelo de titanes con la estudiante de Derecho Alejandra Orellana, a través de varios platos. Castro ganó gracias a un sólo ingrediente: champiñones. La joven hizo un plato con champiñones cocinados de diferentes tipos que le dio una paliza a la sopa de almejas que preparó Alejandra.
El capítulo fue interminable, con casi dos horas y media de duración, y culminó en llanto colectivo. Hasta los chefs del jurado -Chris Carpentier, que a estas alturas se maneja como un completo animador; el abuelito Ennio Carota y el pesado francés Yann Yvin- se pusieron tiernuchos y aplaudieron a los tres finalistas.
Ignacio, Leonora y Daniela lloraban abrazados e inconsolables. Igual que Alejandra, quien fue pura buena onda y emoción en su despedida -MIRE EL VIDEO AQUI. VAYA AL MINUTO 02.00-. Este fue su discurso:
«Estoy súper emocionada. Es triste abandonar el programa. Estoy inmensamente agradecida. Me voy ganando mucho, mucho, mucho. Ustedes no pierden nada en esta instancia, solamente ganan. Y es lo que yo siento que me pasó con esto. Solamente he ganado, he aprendido una cantidad de cosas, he comido muchas cosas que uno no tiene al alcance.
«Agradecer a todo el equipo, a tanta gente que trabaja acá y que no se ve. Agradacerles a ustedes, porque he aprendido muchísimo. A Yann que, cada vez que me criticaba, apredía mucho, porque tomaba sus consejos con cada reto que recibía en el puesto. A usted mismo chef (Carpentier), por tantos detalles que marcan la diferecia que nos enseñaron. Y a Ennio también, porque son una suerte mentores para nosotros.
«Me voy triste, pero con una felicidad inmensa de todo lo que recibí. He conocido a mucha gente bonita, a pesar de todas las diferencias que podemos haber tenido; de las discusiones que la gente no ve en la casa. Porque somos un grupo humano y en los grupos es difícil que todos se lleven bien. Y, a pesar de eso, los quiero a todos y les deseo lo mejor, que sigan avanzando, porque realmente esta oportunida es única. Me voy con una gratitud enorme».