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La monumental visita del «Chavo» a Chile: Juntó 80 mil personas en el Nacional

Autor: admin_copesa / 28 noviembre, 2014

EN 2007 EL PERIODISTA DE LA TERCERA RAFAEL VALLE REPORTEO, INVESTIGÓ Y ESCRIBIÓ UNA GRAN CRÓNICA SOBRE LA VISITA QUE EL HOY FALLECIDO -A LOS 85 AÑOS- ROBERTO GOMEZ BOLAÑOS, «CHESPIRITO», REALIZO A CHILE EN 1977. FUE LA PRIMERA Y LA MAS EXITOSA. MONUMENTAL. CUANDO AUN NO EXISTÍAN LOS GRANDES RECITALES, LOS PERSONAES DE «EL CHAVO» Y SU VECINDAD FUERON RECIBIDOS COMO ESTRELLAS. REUNIERON 80 MIL PERSONAS EN 2 SHOWS EN EL ESTADIO NACIONAL. COMO HOMENAJE, REPRODUCIMOS ESE TEXTO, ORIGINAL E INTEGRO. AQUI ESTA:

 

El paseo por los alrededores de La Serena, una de las ciudades donde debían actuar, llevó a Chespirito y su grupo hasta La Herradura. Allí se les acercó un sujeto que vendía bienes raíces. «Nos mostró siete terrenos que tenía apartados, cada uno asignado a uno de nosotros como regalo», cuenta, al teléfono desde México, Rubén Aguirre, el hombre conocido en ese entonces y todavía como El Profesor Jirafales de la serie El Chavo del Ocho. «Mi terreno tenía un cartel con una jirafa, recuerdo (ríe). Le dijimos muchas gracias, un poco para salir del paso, pero la verdad es que después nos vinimos a México y nos olvidamos del tema».

 

A 30 años (en 2007) de esa visita, los recuerdos de ese octubre de 1977 son también imborrables para Roberto Gómez Bolaños, el creador del Chavo y del Chapulín Colorado. En su libro de memorias, Sin Querer Queriendo (Aguilar, 2006), deja en claro que la recepción en Chile, donde el tour duró 10 días, fue digno de rockstars: «La gente formó una valla ininterrumpida desde el aeropuerto hasta el hotel donde nos instalamos (algo así como 17 kilómetros). Luego, para ver el espectáculo, se estableció un récord que aún persiste en el Estadio Nacional de Santiago, con capacidad para 80.000 espectadores, donde se dieron dos funciones el mismo día».

 

Chespirito, Aguirre, Ramón Valdés, Florinda Meza, María Antonieta de las Nieves, Edgar Vivar y Horacio Gómez llegaron a Chile el viernes 7 de octubre y pasaron por Arica, Antofagasta, La Serena, Viña del Mar, Santiago y Rancagua haciendo rutinas de sus programas.

 

«Si no fue la gira más larga que hicimos, lo fue hasta entonces, y recuerdo que el avión privado que nos trasladaba tenía pintado en un costado el rostro del Chapulín y en el otro el del Chavo», recuerda Vivar, que encarnaba al Señor Barriga, también vía telefónica.

 

Según la prensa de la época, el contrato firmado con empresarios locales por la gira llegaba a los 200 mil dólares. «Grabábamos (los programas) una semana al mes y el resto lo dedicábamos a viajar», explica Aguirre. «Aprovechábamos de hacer promoción por otros países y de ganar dinero, porque la TV no pagaba lo suficiente. Nos cancelaban en dólares, que en esa época eran muy cotizados en México. Sólo tuve un auto cero kilómetro cuando empezaron esas giras».

 

Bisabuela chilena

Vivar tiene recuerdos especiales del tramo nortino: «Antofagasta fue una ciudad que me emocionó mucho conocer, ya que la mamá de mi abuela era antofagastina. Eso fue muy emotivo para mí. Ella llegó a México porque se enamoró de un artista de circo que andaba de paso por Chile».

 

Gómez Bolaños, en su texto, también rememora experiencias íntimas; en Chile partió su romance con Florinda Meza, cuando el cómico seguía casado con su primera esposa y él y la actriz terminaron a solas, de madrugada y acompañados de una pequeña orquesta, en el bar de un hotel: «Tras una pausa de mutuo silencio, decidí impulsivamente tomarla del brazo y conducirla a la pista. Florinda se dejó conducir sin hacer comentario alguno, pero fijando en mí una mirada que mezclaba sorpresa y docilidad. En la sorpresa se filtraba un atisbo de sonrisa; y la docilidad dejaba adivinar un mar de ternura».

 

De vuelta en Santiago, el acoso del público fue beatlesco. «Estábamos confinados en un piso del Hotel Carrera. Eramos nosotros, nuestro equipo y guardaespaldas que nos asignaron las autoridades y que nunca habíamos tenido. No sé si eran carabineros; estaban de civil», explica Vivar. Así de protegidos llegaron al Nacional. «Hicimos un show en la mañana y teníamos otro a las cuatro de la tarde, y no pudimos salir a almorzar por la cantidad de gente que había fuera del estadio», dice Aguirre.

 

Antes de irse, el grupo hizo dos funciones en la Quinta Vergara y una en el Casino de Viña, «donde sé que entre el público estuvo la familia de (Augusto) Pinochet», añade el ex Señor Barriga. No fue la única singularidad viñamarina: «Una señora le regaló a Chespirito una casa en Quintero. Roberto le dijo que sólo aceptaría a condición de que se vendiera y de que el dinero fuera a beneficio de los niños pobres», añade Aguirre.

 

Otro hecho curioso marcaría la despedida: la conferencia de prensa que Carlos Villagrán dio en la oficina capitalina de EMI Odeón. El actor era el único que no había participado en los discos de El Chavo del Ocho y El Chapulín Colorado, al grabar su propio álbum como Quico. «Yo no me junto con la chusma», bromeó Villagrán, para explicar la acción. «La crisis de Quico con Gómez Bolaños partió acá, porque Quico era más popular que el Chavo. Los aplausos de los niños eran para él», cuenta Fernando Alarcón, quien conoció al grupo en TVN (ver recuadro).

 

En Sin Querer Queriendo, Chespirito revela que a fines de 1977, su compañero le comunicó que dejaba el grupo: «La decisión era de esperarse, pues las últimas giras por el extranjero, sobre todo en Chile y en Venezuela, le habían dado a probar de manera sustanciosa las mieles de la fama».

 

El Aguilucho Valdés y el malentendido con TVN

El Show del Chavo fue el especial que TVN planificó con los mexicanos y que debía emitirse desde el Casino Las Vegas (actual Teatro Teletón). Eduardo Ravani, Jorge Pedreros y Fernando Alarcón, a cargo en ese entonces de la producción del programa Dingolondango, debieron contactar a Chespirito y Cía. «Hubo un malentendido, Alguien los había contratado, pero no había quedado claro si era para actuar o dar una entrevista. Chespirito al principio se negó, pero cuando vieron que habíamos reproducido la escenografía de la vecindad con todo detalle quedaron impactados», cuenta Alarcón. El programa se grabó con cerca de 700 niños como invitados, incluidos «nietos presidenciales», como contaba un diario de la época.

 

«Al final nos hicimos muy amigos y Ramón Valdés terminó haciendo una temporada en el Jappening con Ja, en una parodia de teleserie llamada El Aguilucho, donde él era un mexicano dueño de un local», recuerda el actor de La Oficina. «El había trabajado en el circo y era un verdadero atleta, además de ser un caballero. De hecho nos enseñó a los del Jappening a hacer ‘cascadas’ , que era caer al suelo de manera espectacular, pero sin lastimarse».

 

Quico, acusete

Fernando Rodríguez Mondragón, hijo de un ex jefe del Cartel de Cali, afirmó hace poco en sus memorias que «el Chavo del Ocho, la Chilindrina y el Profesor Jirafales» actuaron alguna vez en fiestas de hijos de narcos colombianos. Y aunque Chespirito negó el hecho, en breve diálogo con La Tercera, al teléfono desde EE.UU., Carlos Villagrán señala que «la Chilindrina y el Chavo fueron sabiendo que eran narcos, por supuesto que sabían. Y lo hicieron por dinero».