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Escritor Rafael Gumucio se «suicida» en Twitter y publica extrema carta donde compara a defensores de mascotas con Hitler

Autor: admin_copesa / 17 abril, 2014

La pelea de Rafael Gumucio con los defensores de las mascotas y animalistas fue extrema. Sangrienta. Fatal. Fue por Twitter y partió el domingo, cuando, en medio del feroz incendio en Valparaíso, el reconocido escritor chileno tuvo la mala ocurrencia de publicar el siguiente mensaje en su cuenta @rafaelgumucioa: “Algunos hipster fueron a salvar gatitos y perros mientras Valparaíso ardía y miles de sus compatriotas luchaban por sus vidas #verguenzaajena” –VEA AQUI TODO EL DISCURSO QUE ESCRIBIO GUMUCIO-. Lo destrozaron en la red social de los 140 caracteres.

 

Al autor de Mi Abuela Marta Rivas González lo insultaron, amenazaron y le dijeron las peores cosas. Muchos pusieron que, en caso de que estuviese quemando un gato y él, salvarían al gato. Los animalistas incluso escribieron caricaturas mostrando al escritor muriendo quemado. No hubo manera de que Gumucio pudiese razonar con una jauría de furiosos tuiteros. Y perdió la guerra. Ahora cerró su cuenta en Twitter, donde tenía cerca de 100 mil seguidores y, como despedida publicó una dolida carta en The Clinic, donde compara a quienes lo amenazaron con Hitler. Estos son algunos de los extractos de es carta:

 

«No pensar como ellos es un crimen al que aplican inmediato castigo, haciendo tu vida virtual completamente imposible. Twitter, Faceboock, la sensación desagradable de que esa enorme masa que usa nombre generalmente de fantasía, ha decretado que eres una basura inservible, que te está vigilando, que en cualquier momento va a terminar la tarea.

 

«Esto podría ser una paranoia mía, pero la he corroborado con otra gente que se ha atrevido a cosas tan terribles como pensar que se debería controlar la plaga de perros vagos que viven en la miseria y son para los niños y ancianos de los barrios más pobre de la ciudad un peligro evidente. Toda crueldad contra ese contingente que no puede defenderse y en el nombre del que se puede decir y hacer cualquier cosa sin que pueda tampoco quejarse es inadmisible. El que quiera regular, controlar o sólo hacer preguntas es tratado de asesino con la misma severidad con que Hitler solía fulminar a los invitados a su mesa que se atrevían a comer carne.

 

«Me abstendré aquí de enumerar todas las filiaciones que ligan la filosofía de Hitler con la de estos animalistas rabiosos. Me abstengo aquí a su método que es rigurosamente el mismo. La repetición de lemas, el insulto repetido, el asalto sin fin del otro deshumanizado, desnudado de toda dignidad y derecho para lanzar sobre él más y más palabras hirientes. Amantes de los animales que actúan siempre en jaurías, que ladran más de lo que muerden buscando un objetivo evidente y claro, el pensar dos veces si quieres meterte en el lío de contestarle o cuestionarlo. No de otra forma Hitler logró que los judíos fueran para todos “un problema” y que la invasión de Polonia se convirtiera en una necesidad» –LEA LA CARTA COMPLETA AQUI-.