2124419.jpg

Karla Constant desclasificó el «increíble» momento en que le pidieron matrimonio por segunda vez

Autor: admin_copesa / 28 mayo, 2015

Karla Constant vuelve a sonreír. La vida le dio una segunda oportunidad en el amor. En 2008 dejó todo en Chile para partir a Buenos Aires, embarazada de siete meses y enamorada del productor argentino Salvador León, con quien se casó. Pero tres años después, en 2011, ese proyecto de vida fracasó y volvió al país. Le costó recuperarse. Pero lo hizo. Y hoy vive una realidad de ensueño.

 

Este miércoles, en entrevista con Mentiras Verdaderas, habló del difícil proceso tras su separación. Y no solo eso. Desclasificó cómo Andrés Vilaseca, su actual pareja, le pidió matrimonio en Nueva York, en una escena que, para ella, fue “sacada de una película”. “Lloraba a mares. No podía creer lo que me estaba pasando”, comentó en La Red. Mire el diálogo con Ignacio Franzani:

 

Karla Constant: “Con Andrés, mi pareja actual, nos tiramos harto a la piscina los dos porque, cuando me pidió matrimonio, llevábamos pocos meses de pololear. Y mis amigas como que me decía ‘¿estai segura?’.

 

“¿Sabí qué? Esto nunca lo he contado. No es nada grave. Pero la primera vez que salí con Andrés íbamos caminando por Lastarria los dos, yo lo miré, él se iba riendo y como echando la talla, lo miré y dije ‘este gallo es para mí’. Él, a los pocos meses, me pidió matrimonio, y por supuesto que habíamos hablado de que queríamos vivir nuestra vida juntos. Y no me equivoqué poh, ¿cachai? Porque es un amor de verdad. Porque hemos construido una relación increíble y además juntamos a los niños. Es una gran historia. Ahora, sí tuve suerte de encontrar un hombre como él. Sí. Tuve mucha suerte”.

 

Ignacio Franzani: “Pero antes de eso, y para cerrar el círculo. El hecho de decidir dejar todo y partir, en tu anterior relación, al partir a vivir a Argentina ¿Qué significa para ti cuando las cosas no funcionan y hay que volver, como madre, además? ¿Cómo fue ese proceso?


Constant: “Obviamente que fue la experiencia más dolorosa, porque cuando uno tiene un hijo, las cosas de verdad cambian. Es la frase más escuchada. Pero es cierto. Uno puede estar viviendo un dolor, pero cuando algo te pasa, relacionado a un hijo, el dolor es muy grande. Viví mi dolor. Yo trato siempre de resolver bien. Empecé altiro en terapia. Ver, además, cómo ayudaba a mi hijo en este proceso, y creo que es un proceso largo”.

 

Franzani: “¿Es el proceso más duro que te ha tocado en tu vida?

 

Constant: “No. Obviamente que es muy duro, pero en la vida de uno pasan muchas cosa. Pero yo te diría que después de un largo proceso, que fue más terrible para Pedro (hijo) que para mí, salimos adelante y muy fortalecidos. Pero fue doloroso. De todas maneras fue doloroso. Pero la vida te sorprende. Creo que uno tiene que recuperarse, estar bien, porque, te juro, nunca pensé que iba a volver, a enamorarme y a vivir con alguien. O sea, con Andrés tenemos nuestra casa, nos compramos una, y estamos viviendo juntos.

 

“Hay dolores súper fuertes, pero cuando uno logra recuperarse, uno siempre tiene que tener en mente eso. Hay que sanarse y las cosas vuelven a un curso natural. Y yo lo conocí a él, y él me enamoró. Fue fulminante la verdad. Ya llevamos harto tiempo viviendo juntos y siempre nos miramos y nos decimos ‘qué heavy cómo esta cuestión fluye’. Obviamente que hay desencuentros. Obviamente que hay días que nos queremos matar. Pero tenemos un amor increíble.

 

Franzani: “Más encima, supongo, era como ‘nunca más’, ‘no me comprometo a este nivel’”.

 

Constant: “Obvio. Uno ve todo negro, todo negro. Pero para la gente que está en la casa, pensando que nunca va a suceder, qué rico saber que uno puede volver a ser feliz, y mucho, con crecer. Pero cuando uno está ahí, en medio del caos, no piensa en otra cosa. Solo pensaba en cómo arreglo esta cuestión con Pedro y cómo hacía con la pega”.

 

Franzani: “Fuiste súper estructurada para salir adelante”.

 

Constant: “Es que cuando uno tiene hijos, no sé si han visto un comercial de una mamá que dice que uno no se puede enfermar. Es como una cosa así. Había que trabajar, echar a andar la máquina, entre medio iba a la psicóloga, y así sucesivamente. Una mezcla de cosas. Esto le pasa a todo el mundo. Pero uno sale adelante siempre”.

 

Franzani: “¿Cómo te pidió matrimonio?”.

 

Constant: “Un loquillo también. Es que Andrés es un romántico. Bueno, yo también. Y habíamos planeado como hace rato viajar. No sabíamos dónde. Entonces le dije que cuando tuviéramos tiempo podríamos ir. Y empecé con la típica. Empecé a cachar que podíamos ir a Nueva York por menos plata. Empezamos con el Caribe, el sur de Chile. ‘¿Y si nos vamos a Nueva York?’ ‘ya, qué entretenido’. 

 

“Y nos organizamos. Pasamos y partimos. Ah, teníamos un listado de las cosas que íbamos a hacer en Nueva York. Ya. Y él toca guitarra. Me dijo ‘me quiero ir a comprar a una tienda, que queda en Nueva Jersey, una guitarra así como vintage’. ‘Ya poh’. Se compró la guitarra, y un día nos fuimos al Central Park a hacer un picnic, que era una de las cosas que teníamos en el listado. Había como esas nubecitas blancas, como las de Heidi, un día increíble, el día estaba maravilloso. Fue como en agosto, por ahí. Estaba exquisito el día. Todo fantástico. Y él llevaba la guitarra que se había comprado y me dice ‘te hice una canción’. Y me la canta. Y yo, como mono japonés. Me canta la canción y saca del estuche otro estuche y me dice ‘¿quiero saber si te quieres casar conmigo?, después de la canción. 

 

“¿Cachai que se pasó? Yo lloraba a mares. No podía creer lo que me estaba pasando. Era igual como en las películas. Yo quería salir gritándole al gallo así como ‘ah, ¡me pidió matrimonio!’. Quería compartir esto con alguien. Y nada. Estaba muy contenta. Ese día lloré todo el día. Lo miraba y ya no era como el pololo. Lo miraba y decía ‘cresta, este gallo es para mí. Qué increíble. Vamos a estar juntos para toda la vida’. Como que me cambió todo. Y todo lo que hacíamos, yo lloraba. Iba a un baño público, lloraba. Comprábamos un sánguche en la esquina, lloraba. Después en la noche nos fuimos a ver una obra fabulosa, y yo lloraba ¡Y era comedia! Una obra maravillosa. Cada vez que lo miraba, lloraba. Quedé alucinada. Imagínate».